Jafet trabaja como recolector de reciclaje para el Centro de reciclaje Waterkeeper-Bionic.

“Hay miles de trabajos en este mundo, y todos son importantes”, dice Jafet, “pero trabajos como este son muy importantes hoy. Si no hubiera gente trabajando en esto, el planeta sería destruido ”.

Jafet trabaja con evidente satisfacción. Ya sea en la temporada de lluvias o en el opresivo verano, siempre luce una sonrisa. Le entristece ver que la gente a veces no comprende el significado de su trabajo, pero sabe que día a día puede cambiar el mundo.

Jafet nació y se crió en Cóbano. Tiene 21 años y trabaja desde los 13. En el bachillerato, trabajó en la construcción y vendió ropa. A los 19 años, en 2018, comenzó a trabajar en el centro de reciclaje.

Es alto, moreno de tanto nadar en el mar bajo el sol. Siempre está impecablemente vestido y arreglado. Como todo lo que hay en el interior también está en el exterior, se preocupa por su aseo personal al igual que se preocupa por la limpieza de la ciudad. Uno podría imaginarse que trabajar con el reciclaje es estar en contacto constante con la suciedad; sin embargo, este no es el caso, y Jafet es un claro ejemplo. Sus compañeros de trabajo siempre se burlan de él por ser tan ordenado.

Nada en mar abierto todos los fines de semana y le gusta salir con su hermana menor o con sus amigos. Escucha música para relajarse y, desde pequeño, su compasión y amor por los animales lo llevaron a actuar de manera diferente al resto. Para Jafet, los animales tienen el mismo derecho a una vida digna que las personas. Dice que por eso un pueblo limpio y el reciclaje son tan imprescindibles para cuidar nuestra biodiversidad y los seres vivos que la componen. Todos somos importantes. Todos estamos conectados.

Las olas de bolsas transparentes

A las 7 de la mañana, Jafet llega a la planta donde se encuentra con compañeros de trabajo, que también son sus amigos. La primera tarea del día es limpiar el camión que los acompañará en la ruta de recogida de reciclaje.

Algunas mañanas, antes de iniciar la ruta, Jafet, Roy (el camionero) y el tercer mosquetero del día hacen una pausa para cargar las pilas: paran en Playa Carmen y se sientan en una palmera caída, toman un refresco y un poco de pan. mientras observa las olas y los surfistas, y se inspira en la energía del océano antes de comenzar el arduo trabajo. Duro, pero muy satisfactorio.

Dejan atrás el mar para ir en busca de las primeras bolsas transparentes que han dejado afuera los vecinos, llenas de vidrio, plástico, tetrabrik y aluminio. Las familias de la comunidad tienden a estar muy agradecidas por este trabajo y se lo hacen saber a los trabajadores. Les dan agua o pan. Jafet les devuelve su gratitud con una sonrisa.

Jafet dice que es el primer trabajo que tiene que lo llena de tanta satisfacción. Se sube al camión todos los días con alegría, sabiendo que sus acciones están ayudando a limpiar esta comunidad que lo vio crecer. Él sabe que no solo se trata de limpiar, sino también de proteger la vida en este planeta de nuestra contaminación.

Desde las 8:30 am hasta el mediodía siguen la ruta de recolección. Luego vienen al Centro de Reciclaje y descargan todo lo que han recogido. Normalmente, se trata de tres toneladas de reciclaje por día. El siguiente paso es separar según el material y luego procesarlo. Procesar significa limpiarlo, quitarle las etiquetas y las tapas, dividirlo por colores, pesarlo y triturarlo. Cada tipo de material tiene diferentes destinos y procesos. Finalmente, dejan el camión listo para el día siguiente y terminan.

Al final de la jornada laboral se toman un momento para descansar y jugar baloncesto, o compartir un refrigerio.

Sin lecho de rosas

Lo que motiva a Jafet a hacer su trabajo es ver las playas limpias y libres de basura. Es saber que con su trabajo está evitando que una tortuga o un pez se coman basura. Dice que le inspira escuchar los sonidos de la naturaleza mientras recolecta reciclaje, como si fuera un canto de agradecimiento.

El centro de reciclaje Waterkeeper-Bionic está rodeado de una flora exorbitante. Está flanqueado por un lado por una laguna y por el otro por el Vivero Lacón. Es un paraiso. Jafet lo llama el “Centro de Salvación”, pero no porque coexista con monos aulladores, ardillas e iguanas, o porque esté rodeado de plantas tan verdes que parecen fluorescentes. Jafet recuerda que cuando era niño no había planta de reciclaje y mucha gente realizaba prácticas nocivas como quemar plástico o tirarlo a la calle. Ahora bien, muchos materiales que antes eran basura valen algo. Tienen un lugar adonde ir. Es por eso que su lugar de trabajo está ayudando a salvar el planeta.

Pero no todo es color de rosa. Jafet se encontró con vecinos que le entregaron reciclaje sucio o lo interrogaron por "llenarse los bolsillos con dinero de su reciclaje". Jafet aprendió a hacer oídos sordos y a concentrarse siempre en los aspectos positivos de su trabajo.

Reciclar no es basura. Los materiales reciclables son productos limpios que cada familia lava y seca, y sobre todo, a diferencia de la basura, tienen un valor. Se convertirán en nuevos productos. Jafet entiende esto perfectamente.

El reciclaje es nuestra última opción para reducir nuestra contaminación. Lo primero es dejar de consumir productos que no necesitamos: cuestionarnos si realmente necesitamos esa pajita en nuestro batido o cubiertos desechables para nuestro casado. Si no podemos rechazarlo, debemos reducir su uso y reutilizar lo que consumimos. Por último, si no nos queda más remedio que comprarlo, es importante reciclarlo. Debemos ser conscientes de que lo que tiramos no desaparece de este planeta. Solo desaparece de nuestra vista. Tu primer cepillo de dientes todavía está en algún lugar de este mundo. Por eso debemos abrir los ojos y ver el impacto que generan nuestras acciones.

Si estás interesado en este trabajo y quieres ayudar, puedes hacerlo de varias formas. La Península de Nicoya Waterkeeper tiene un programa de membresía donde individuos, familias o empresas se convierten en miembros a través de una donación anual. Si estás cerca de Santa Teresa, puedes ser voluntario con nosotros, ayudándonos a procesar los materiales en el Centro de Reciclaje. Por último, si vienes a visitar el sur de la Península de Nicoya, no olvides que tienes una opción gratuita y fácil de reciclar. Para Jafet, sería un honor recolectar sus productos reciclables y procesarlos para darles una nueva vida.